Lie Zi (列子)
Pasaron tres años y mi mente ya no se atrevía a distinguir el ser del no ser, ni mi boca a juzgar el bien y el mal. Solo entonces mi maestro se dignó a dirigirme la mirada.
Al cabo de cinco años , mi mente distinguía el ser del no ser y mi boca juzgaba el bien y el mal. Fue entonces cuando mi maestro me sonrió por vez primera.
Al cabo de siete años, en los pensamientos de mi mente había desaparecido la diferencia entre ser y el no ser, y en las palabras de mi boca no aparecía lo bueno ni lo malo. Entonces fue cuando mi maestro me hizo sentar junto a él en la esterilla.
Al término de nueve años, en mis pensamientos y palabras había quedado anulada toda diferencia entre el ser y el no ser, el bien y el mal, con respecto a mi…
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